Había una vez

Indudablemente  nuestra falta de cultura, amor y respeto al planeta poco a poco han ido terminando  con diversos  aspecto del mundo que nos rodea, la falta de conciencia que impera en algunos adultos sobre el cuidado de la tierra es lo que impulsa a diversos ámbitos de la comunicación a promover este cambio para cuidar el mundo en el que vivimos.

Marta Alcocer es una ecologista mexicana, guionista durante varios años para programas de radio para niños y jóvenes. Ha escrito algunos libros para ellos. Ahora se dedica a realizar documentales, escribir, vivir en el campo y trabajar con el fin de promover una nueva cultura de agua y de la Tierra, en armonía con la naturaleza.

Un material sin duda interesante para comenzar a crear esa nueva cultura en los mas pequeños, que serán los que el dia de mañana tendrán la oportunidad de ver un mundo diferente si a partir de hoy comenzmos a educarlos en este aspecto. A pesar de que el cuento es algo extenso para ser leído por y para niños de 4 y 5 años, con una narración adecuada pueden mantener la atención durante la lectura.

En esta ocasión es Margarita Sada quien acompaña esta historia con sus ilustraciones que forman una parte importante de la literatura infantil porque es a través de estas imagenes por las que el alumno  se siente atraído a un libro para escuchar la lectura que hay dentro de él. Margarita Sada es licenciada en Diseño Gráfico, e hizo estudios de posgrado en Artes Visuales en la Escuela de Artes Plásticas de la UNAM.

La historia comienza cuando Jacinta llega a vivir a la ciudad de México con sus papás y por primera vez acompaña a su madre al mercado, después de comprar diversas frutas y verduras, las cuales van envueltas en bolsas de plástico, Jacinta las cuenta y se percata de que son once, su madre las va acomodando en un lugar, Jacinta ayuda a su madre a doblar y guardar cada bolsa, pero no solo en el mercado les dan bolsas, también en la tiendita, cada vez que realizan una compra.

Aquí comienza el problema al que se enfrentan Jacinta y su padres, de pronto se dan cuenta que tienen demasiadas bolsas y ya no caben,  y comienzan a guardarlas por todas partes,  es así como se hace una plaga de bolsas en el hogar de Jacinta, la pequeña propone tirar las bolsas a lo que su madre se niega porque a ella le enseñaron a no desperdiciar nada, y así va creciendo la cantidad de bolsas, incluso una de sus muñecas por poco se asfixia con una bolsa de plástico, el primero que protesto por esta invasión de bolsa fue el padre de Jacinta al no poder encontrar su navaja de rasurar porque había 10 bolsas encima.

Es así como deciden que tienen que encontrar una solución a este problema tirarlas no era la solución,

el padre explico que el plástico no se deshace cuando lo entierras que así se queda durante muchos años. La madre de Jacinta recordó que una vez encontraron un delfín muerto en la playa, su intestino se tapó por haberse tragado una bolsa de plástico.

El tendero les sugirió llevarlas a la fábrica de bolsas,  y ahí les aceptaron todas las bolsas de plástico, ya que ellos las reciclarian y harían nuevas bolsas, fue así como la plaga de bolsas en la casa de Jacinta termino, y desde entonces cuando van al mercado utilizan una canasta donde  colocan las frutas y verduras y no utilizan mas bolsas de plástico que dañan el planeta, juntos hicieron un pequeño cambio que todos deberíamos imitar.

Hace unos días  matilda    en su blog, que por cierto me encanta, nos invito a crear una historia entre  sus seguidores, ella comenzo  la historia y de ahi partimos, cada uno tiene su turno, y en esta ocasión me toco a mi continuar la historia, nunca había participado en algo similiar, me estoy diviertiendo mucho con la historia, los invito a pasar por ahi y a leer la historia desde el principio.

Les aviso que me encontre  un cuento por  ahi de una ecologista mexicana que me encanto, lo publico en la siguiente entrada.